RESCATANDO LO NUESTRO-El primer sello postal circuló sólo en la provincia de Corrientes y tuvo el valor de un real. Llevó impreso el rostro de Ceres, diosa romana de la agricultura, a imitación del primer timbre francés, creado en 1849.
La primera estampilla postal de nuestro país, comenzó a circular un 21 de agosto de 1856, en la provincia de Corrientes. El sello fue diseñado por un inmigrante francés, Matías Pipet, quien fue también el grabador de la única plancha en la que fueron impresos las diecisiete emisiones, lanzadas hasta 1880 , año en que fueron nacionalizados los servicios postales.
La primera estampilla postal del país, que este año cumplirá 159 años, no llevó la cara de un prócer, como podría esperarse, sino la de Ceres, diosa romana de la Agricultura; y tampoco la puso en circulación el Estado nacional, sino la provincia de Corrientes, el 21 de agosto de 1856.
Su promotor fue el gobernador de Corrientes, el saladeño Dr. Juan Gregorio Pujol, quien de regreso de un viaje a París, trajo consigo un sello de la primera emisión francesa de 1849, que tenía la efigie de la diosa, con la idea de establecer un timbrado similar en Corrientes.
Esa primera estampilla tuvo el valor de "un real", la moneda de curso legal en aquella época, signada por las intensas luchas intestinas que precedieron a la unidad nacional.
Al cumplirse el 150 aniversario (2006) de aquella primera estampilla, el Correo Oficial lanzó 100.000 ejemplares de un sello postal conmemorativo, que fuera presentado en un acto que realizado el 21 de agosto de 2006, en el Salón Amarillo de la Gobernación de Corrientes.
Cabe destacarse que, desde 1821, Corrientes ya contaba con un servicio de correo gratuito, conforme a lo establecido por la Constitución provincial sancionada ese año.
"La correspondencia epistolar es sagrada y ninguna carta puede ser abierta por el gobierno y los jueces de la provincia, sino concurriendo grave presunción de contener proyectos sediciosos y hostiles contra la seguridad interior y exterior de la provincia", advertía la carta magna correntina.
También determinó que "el servicio de correos queda a las órdenes directas del gobernador de la provincia, quien fijará las tarifas postales".
Conforme con esto, en los años siguientes se establecieron estafetas, se asignaron fondos para el pago de los chasquis, se organizaron las postas, se fijó la retribución de sus empleados, se reglamentó su transporte y más tarde se tarifó el servicio.
En 1853, la Constitución Nacional había establecido en el inciso 13 de su artículo 67, que "corresponde al Congreso Nacional arreglar y establecer las postas y correos generales de la Nación", pero esto no afectó las autonomías provinciales: para entonces ya existían numerosas líneas de correos mantenidas por sus respectivos estados.
En Corrientes, un decreto, de fecha 23 de abril de 1853, firmado por Pujol, establecía "un correo semanal para toda la provincia" que debía salir "de la Administración General de Correos de esta capital, los jueves de cada semana, a las 11 del día" y especificaba que la correspondencia girada "es libre de porte por ahora".
Pero la crítica situación del erario público correntino no permitió que tal medida alcanzara a sostenerse: el 18 de febrero de 1856, Pujol dispuso la creación de un "impuesto" postal cuyas tarifas se fijaron por decreto el 29 de febrero de 1856.
De esta manera se estableció el "franqueo previo y obligatorio" de la correspondencia: el remitente debía abonar el porte al despachar sus cartas, tal como se realiza actualmente.
Para controlar el cobro de esos portes y asegurar la recaudación de la renta, fue que se implantó el sistema de "sellos postales adhesivos y valorizados", es decir, la primera estampilla, que vio la luz el 21 de agosto de 1856.
Se le encargó la confección a Pablo Coni, director de la Imprenta Oficial correntina, quien descartó el procedimiento litográfico, por ser de fácil falsificación, y se inclinó por la impresión tipográfica.
Para el grabado de la viñeta, Coni contactó a un inmigrante francés, Matías Pipet, que oficiaba de panadero, pero que había sido aprendiz de grabador en su país natal.
Como modelo, le dio a Pipet un sello de la primera emisión gala de 1849, con la efigie de Ceres, diosa de la Agricultura, que Pujol había traído de su reciente viaje a Europa.
En una placa de cobre, el aprendiz grabó las ocho piezas que formaron la primera y única plancha de impresión, con la que se hicieron las 17 emisiones lanzadas hasta 1880, año en que fueron nacionalizados los servicios postales.
Las primeras estampillas se imprimieron en tinta negra sobre papel de seda y tenían el contorno liso.
En 1956, con motivo de los 100 años del primer sello argentino, el Correo realizó una emisión conmemorativa con el rostro de Juan Pujol, considerado creador e impulsor de la idea del timbrado postal en el país.
En 1953, en homenaje a la impresión de este primer sello, el Primer Congreso Argentino de Filatelia instituyó el 21 de agosto como Día del Filatelista Argentino.
Juan Gregorio Pujol, nació en Saladas, provincia de Corrientes un 27 de noviembre de 1817, falleció en Buenos Aires el 16 de agosto de 1861.Fue un abogado y político argentino, gobernador de su provincia natal entre 1852 y 1859, ministro de Interior durante la presidencia de Santiago Derqui y uno de los oficiales durante la campaña de Caseros, que provocó la caída del régimen de Rosas. Su casa natal estaba situada en la esquina conformada por las calles 25 de Mayo y Cabral de la ciudad de Saladas, espacio, donde desde el año 1953 se erige la Municipalidad de Saladas, hasta la actualidad.
Sus restos mortales descansan en el Cementerio de la Recoleta, donde una placa lo recuerda como promotor del primer sello postal en la Argentina.
Lunes, 18 de abril de 2016