¿Se acuerdan del San Martín Digital que salió a la luz hace unos meses? En esa oportunidad uno de los Administradores de la página colaboró con el asesoramiento histórico para la realización de la misma.
El amigo Ramiro Ghigliazza, el artista realizador de la imagen, no se quedó quieto, e hizo otra imagen con calidad digital. También tuvimos el honor de acompañarlo con el asesoramiento histórico.
Les presentamos al Sargento Juan Bautista Cabral en realidad digital. Como toda obra de arte es absolutamente subjetiva. Es sólo un aporte más a la iconografia del inmortal saladeño.
“Son más las dudas que las certezas, las que rodean a éste joven hombre, que en apenas unos pocos minutos consiguió la inmortalidad, y el reconocimiento de un pueblo que lo reconoce como uno de sus símbolos más sagrados.
Correntino, nacido en Saladas. Se cree que era zambo. Hijo de una esclava negra y un indio guaraní. Aunque algunos otros dicen que su sangre era mezcla de india y criollo. Lo cierto, es que nunca lo sabremos con seguridad.
Alrededor de 23 o 25 años hubiera tenido aquella calurosa mañana del miércoles 3 de febrero de 1813. Dicen que no era muy buen jinete, aunque lo dudamos, porque para aquel combate, el coronel había elegido a sus mejores hombres. Analfabeto, como casi todos en aquel tiempo, seguramente su idioma materno era el guaraní. No se sabe bien como murió. Hay quienes dicen que interpuso su cuerpo entre una bayoneta realista y el cuerpo de su Jefe, caído debajo del cadáver de su caballo. Otros afirman que fue bayoneteado cuando peleaba por sacar al Coronel de debajo de su bayo muerto. Y hay alguno más que dice que mientras ataba las riendas de su caballo a las riendas del caballo muerto de San Martin, para arrastrarlo, es cuando recibe dos heridas mortales de arma blanca. Lo que podemos confirmar, es que sus heridas fueron de muerte.
Agonizó cerca de tres horas, para morir a media mañana, finalmente sobre una de las mesas del comedor de los curas del convento de San Carlos Borromeo.
Sin él y su sacrificio, nada hubiera sido igual. El futuro Libertador seguramente hubiera muerto en aquel pequeño combate y el Cruce de los Andes jamás habría ocurrido, y la historia del país, de la América y del mundo hubiese sido muy distinta.
Juan Bautista Cabral se llamaba aquel oscuro y difícilmente descifrable soldado raso que la tradición popular convirtió en Sargento, porque nunca fue ascendido post mortem, ya que no era costumbre de la época, “raza de toro y yaguareté”. Sólo jirones tenemos de su vida, que quizás apenas pueden darnos algunas pinceladas de su figura.
Su cuerpo fue sepultado en una tumba grupal, sin identificar. Lo poco o mucho que quedó de él, se halla anonimizado dentro de las urnas funerarias del Cementerio de los curas franciscanos en San Lorenzo.
Su sacrificio se ha inmortalizado como un acto de suprema abnegación. Sin dudas, su martirio ha sido piedra basal de nuestra argentinidad."
Eduardo Mundani Osuna
Colaboraron en la elaboración de la imagen:
Eduardo Mundani Osuna
Divulgador Histórico y Granadero Reservista
Carlos Ravazzani
Fotógrafo Oficial del Regimiento de Granaderos a Caballo
Elpidio Gonzáles
Pablo Zamprogno
Diego Franco
Ariel Herrera
GRANADEROS BICENTENARIO