Usted es el visitante n°: 10790189
Seguinos en:
LOCALES
Una saladeña bautizada Pucará en homenaje a los héroes de Malvinas
El 26 de mayo 1982, en plena Guerra de Malvinas, nació en Saladas una niña, la menor de cuatro hermanos. Su padre, forjador de una familia patriota decidió que se llamaría "Pucará" igual que los aviones estrellas de la Fuerza Aérea Argentina. Aviones que combatieron en las islas y fueron apoyo para los Super Etendard de la Aviación Naval que hundieron varios buques entre ellos el destructor británico Sheffield el 4 de mayo y el Coventry el 25.
Cronica basada en el informe de Gabriela Benitez
gbenitez@ellitoral.com.ar

"Cuando nació mi hija, el nombre me surgió espontáneamente como homenaje a tantos héroes. Más allá de que uno pueda coincidir o no con esta guerra, hubo gente que se inmoló por nuestro país. Recuerdo que muchos padres elegían nombres como Malvina y Soledad en esos días. A mí se me ocurrió ese nombre y nada me haría cambiarlo", contó a la web de El litoral su padre, el médico Juan Quinodoz desde Saladas.

"Pucará" significa, en lengua quechua, "fortaleza, castillo militar". Eran antiguas fortificaciones de piedra erigidas en lo alto de las colinas y los aviones argentinos que combatieron en la guerra fueron bautizados así por la gran cantidad de armamento que podían cargar entre ametralladoras y bombas.

En esos días, la opinión pública internacional quedó aturdida por la noticia de que un único misil argentino, borró de un plumazo un navío tan sofisticado como el Sheffield.

Además de cumplir heróicas hazañas de guerra, el Escuadrón Pucará Malvinas fue la primera escuadrilla de aviones de combate que aterrizó en las Islas el 2 de abril, el día que sobre la turba, flameó la bandera argentina.


Orgulloso por la labor de los pilotos y soldados, el nombre Pucará sentó precedente en el Registro Nacional y fue elegido por un padre correntino como un signo de reconocimiento y homenaje a los soldados. Muchos de los cuales conocía y vio partir desde su pueblo. 

Sin embargo el camino no fue fácil y el primer obstáculo fue la burocracia de ese momento.
Cuando Juan Quinodoz fue al Registro de las Personas de Saladas para anotar a su hija, no le permitieron inscribirla como Pucará.

"Anduve mucho recuerda Juan- aquí en Saladas no figuraba en el listado de nombres disponibles. Viajé a Corrientes y solicité una vez más, anotar a mi hija. Allí también me dijeron que no porque era como llamarla 'armario', como un objeto, tal como es un avión. Pese a todo, no perdí la fe y me propuse lograrlo de alguna manera porque para mí tenía otro significado", recordó.

Por cosas del destino, los caminos se abrieron. Un amigo de Juan que trabajaba en el Registro Nacional de las Personas en Buenos Aires le sugirió que presentara una nota dirigida al presidente de la entidad para justificar el porqué de la elección del nombre.

"Escribí la nota en la que manifesté el honor y el orgullo que significaba para mí la vida de tantos jóvenes que murieron en las islas. Aclaré que no era en reconocimiento al gobierno militar de ese momento, sino a quienes actuaron en la guerra, a los soldados y los aviadores que nos dejaron muy bien ante el mundo", contó.

A los dos meses del pedido, Pucará fue registrado y agregado a la lista de nombres del país. Les comunicaron que hasta ese momento, no estaba inscripto en ninguna provincia, "creo que fue mi hija la primera en llevarlo", dice Juan.

Para cuando llegó el permiso, la niña tenía casi dos meses y la guerra había terminado. El abuelo paterno era muy devoto de la Virgen del Carmen así que el nombre estaba completo: sería bautizada como "Pucará del Carmen".

Juan y su esposa Hebe, nunca pensaron otro nombre. Fue llamada así desde el primer día de vida. Cuando la inscribieron, debieron pagar una multa por no haberla anotado al mes de nacida pero todo valió la pena. El objetivo estaba cumplido.

"Para mí es un honor llamarme Pucará" -manifestó la joven- no es común y me lo puso mi papá cuando un avión argentino mando a pique a un barco inglés" vuelve a recordar. Cuando crecí investigué sobre el hecho puntual y me sentí orgullosa de los soldados. Mi nombre además significa fortaleza", añadió.

Más obstáculos

Con la partida de nacimiento en mano, la familia Quinodoz partió rumbo a Itatí a bautizar a la niña más pequeña y a estrenar su nombre después de las peripecias que habían sorteado. Pero allí, nuevamente surgieron inconvenientes. Según contó Juan, el sacerdote que ofició la ceremonia no quiso bautizarla con el nombre de una máquina de guerra, así que solamente pronunció el segundo nombre, Carmen, cuando derramó las aguas bautismales. "Me molesté un poco en ese momento porque era una criatura independiente del nombre, pero bueno, hoy ella está orgullosa de eso, es excelente hija y madre", dijo emocionado su padre, tal vez con el mismo sentimiento que tuvo el día que conoció las hazañas de los pilotos argentinos en la guerra.

Seguramente cientos de pequeños homenajes anónimos como este se erige cada día en memoria de los combatientes de Malvinas. Las historias de la guerra que marcó a tantos, merece ser contada.

El recuerdo eterno será para los bravos soldados que defendieron la Patria y dieron su vida. Muchos aún esperan el reconocimiento que se les debe, pero pequeños gestos como estos los cubren de gloria y honor.

¡Feliz Cumple "Puca"!
(Como la llaman cariñosamente en su entorno familiar)
 
Martes, 26 de mayo de 2020