#ParaLeerEnCuarentena #QuedateEnCasa - En el dia del padre, el conocido escritor y poeta. Dr. Leonardo Miguel González, recuerda a su padre, en su vida en la Saladas de los años 60`.
EL SILLON DE LONA.
Leonardo Miguel González
El hombre tenía por costumbre sentarse por la tarde en su sillón de lona. Era ya una figura infaltable a una hora en que ya los clientes de su negocio no venían a hacer adquisiciones. Era la hora de su descanso y cavilaciones o el saludo cordial para quien pasaba, ya que todos se conocían en aquel pueblo con todavía calles de tierra.
Muchas veces su mirada se perdía y era un hecho que su silencio se hallaba bien y no pretendía otra cosa.
Uno de sus hijos, el tercero, se atrevió a hacer de locutor en una red de altoparlantes que un Señor, de apellido Colombo, tenía en su casa, a la cual llamaba pomposamente “Saladas Publicidad”.
Este muchacho, muy joven él, se sentía un locutor que debía darle un sello especial a sus intervenciones y, entonces, cuando le tocaba presentar el inicio de la transmisión vespertina, decía, impostando la voz: “Saaaaladas Publicidad”, en forma altisonante, lo que le merecía las cargadas de sus amigos y compañeros del Colegio. No obstante, sus deseos de hacer distinta la programación, lo empujaba a repetir la frase de esa manera y, cada tarde, el “Saaaaladas Publicidad, retumbaba en el pueblo.
Un día el Señor del sillón del que hablé al inicio le pidió que, si podía, propalara una canción. El joven le dijo: si tenemos el disco, como no, Señor.
Esa misma tarde, se escuchó en la “edición del día” , la canción “Ansiedad “ interpretada por el entonces famoso Nat King Cole.
Cuando el joven regresó a su casa, el hombre del sillón de lona que era su padre, lo recibió con una sonrisa franca y serena, y puso en sus manos un billete para que vaya al cine el domingo e invitara a alguien con alguna golosina.
Desde entonces, el joven. En la emisión de todas las tardes ponía a girar el disco del famoso cantante e imaginaba al Señor del Sillón sonriendo satisfecho.
No puedo negar que el “locutor” era yo y el Señor del sillón de lona era mi padre, Don José Ramón González, y hasta hoy, después de más de sesenta años me lo imagino escuchando con deleite al hombre de color que, con mucha dificultad de pronunciación de nuestro idioma, , cantaba aquella canción llamada Ansiedad y al hombre del sillón de lona sonriendo porque sabía que era para él. No es así, Papá?
Domingo, 21 de junio de 2020