A mediados del siglo pasado, cualquier espacio barrial eran los escenarios principales donde se desarrollaban los diferentes juegos infantiles, he aquí uno de ellos.
En estos tiempos de internet, donde la tecnología todo lo domina, es difícil imaginarse cómo jugaban los niños saladeños de los años sesenta e incluso antes. No necesitaban más que espacio en las calles o baldíos y con imaginación y compañerismo, disfrutaban haciendo volar sus imaginaciones, entre risas y diversión con los amigos del barrio.
A continuación, en un relato en primera persona, el conocido escritor saladeño por adopción, Dr. Leonardo Miguel González, nos cuenta sus vivencias infantiles, en un relato corto denominado “La Talita”.
“LA TALITA”
LEONARDO MIGUEL GONZÁLEZ
Suceso de cuando era niño, allá en Saladas.Resulta que cerca de mi casa, por calle 25 de Mayo había un baldío aledaño a la panadería de Don Luis, cabeza de una conocida familia de Saladas.
Bueno en ese baldío, y en uno de sus rincones que daba a la calle había una planta de lo que comúnmente se llama “Tala”. Era grande y ocupaba unos cuatro metros cayendo sus ramas hasta el suelo. Como tenia espinas la cortábamos con lo que teníamos a mano, de tal forma que dentro de ella se formó un espacio bastante amplio como para que, ingresando por uno de sus costados, teníamos el grupo del barrio un lugar donde escondernos a jugar algún inocente juego o contar cuentos. Allí, en la “Talita” era nuestro mundo infantil, donde hasta imaginábamos que de pronto era un barco, o un refugio guerrero o simplemente un lugar de reunión inocente de niños que no poseíamos, por que no existían los juegos electrónicos de hoy. Pero nuestra fantasía suplía cualquier aparato y cada cual se esforzaba por contar lo mejor o lo peor que le había ocurrido en los últimos días. Si hasta nos protegía si llovía.
Hace poco tiempo, fui a Saladas con mi esposa. Quería mostrarle el lugar y la “talita”. Pero, para mi pesar, ya no existía. En el lugar se veían construcciones nuevas y veredas más amplias.
Me quedé mirando un buen rato y, les aseguro, me ví de nuevo dentro del vegetal hablando con mis amigos, contando hechos o anécdotas o solo imaginando juegos que hacían de entretenimiento y nos daba una sensación de intimidad y secreto.
La Talita fue como si el cielo nos hubiera dado un lugar para tener tiempo de fantasías e intimidad de niños ansiosos por contar vivencias adornadas a manera de aventurar y relatos que, tal vez, no seríamos capaces de contarlos a otros. La talita ya no está en el lugar, pero permanece en mi corazón como un refugio íntimo, secreto y casi prohibido, pero inocente y valiosa como es la fantasía de los niños. Es un recuerdo tan grato que emociona por lo simple y porque formó parte de mi niñez. Tal vez, alguno que tuvo una infancia con una fantasía así me comprenda. Yo me conformo con no haberla olvidado.
EL DATO MI SALADAS: La Tala es una especie vegetal, perteneciente a la flora autóctona, que predomina en el monte correntino. En el relato el autor utiliza el diminutivo "Talita"
Imagen meramente ilustrativa
Por Redaccion Mi Saladas/ Domingo, 30 de agosto de 2020