Hoy celebramos un  nuevo 9 de Julio y por segundo año consecutivo será atípico, como ya lo fueron en estos  pandémicos años 2020/2021 otras fechas patrias, religiosas y sociales.

En este año 2021 que el  “Día de la  Declaración de la Independencia de la República Argentina”,  no se podrá celebrar como se venía realizando habitualmente a causa de la pandemia del coronavirus.

El estadio de fase 5, que transita la ciudad de Saladas, permite una mayor participación, con respecto al año 2020 cuando regia el ASPO, debido a las menores  restricciones  que contempla  dicho estadio del Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (DISPO)

Para describir a nuestros lectores, como se festejaba  un 9 de Julio, allá por los años sesenta en el pueblo de Las Saladas, consideramos como lo más  adecuado un relato en primera persona de alguien que lo vivió.
 
He aquí el relato textual:
 
ASI SE FESTEJABA EL 9 DE JULIO EN MI PUEBLO, SALADAS CTES.
 
“Yo vivía en aquel entonces detrás de la escuela a la que concurría (NR/ Escuela Nº 97) y observaba todo los movimientos que ocurrían en ella.
 
Los preparativos para la fiesta en este caso el 9 de Julio comenzaban el día anterior por la tarde, Doña  Ojito, la portera y alma mater de los preparativos, prendían grandes fogones donde se colocaban inmensas ollas de aluminio donde se preparaba el chocolate. Era todo un acontecimiento.
 
Por la noche  del 8 de Julio se organizaba un baile de gala en el Club Amistad  con dos orquestas una de Tangos y la otra de música moderna. Por supuesto los hombres iban de riguroso traje y las mujeres con sus vestidos hechos para la ocasión. El baile se realizaba en los salones del club, por supuesto  bien iluminado.-
 
El 9 de Julio las actividades comenzaban muy temprano. En la torre de la iglesia había parlantes orientados hacia los cuatro puntos cardinales, para  que en todo el pueblo se escuchara, luego  que Don Juan  Salvador  Jare (NR/ de varias manera se escribía y pronunciaba el apellido)  tirara tres bombas de estruendo, el cura párroco ponía marchas militares para que  todo el pueblo se despierte con espíritu de fiesta patria. Me gustaba despertarme escuchando marchas. Es un recuerdo muy lindo de mi infancia.
 
Bien temprano veíamos como traían de la panadería de  Don Gerónimo Acosta, cestos repletos de pan dulce que luego  comeríamos con  el chocolate y así munidos con una taza enlozada en lo posible para que no se rompa, porque seguro se iba a caer.
 
Para ir a  la escuela nos ponían un guardapolvo blanco impoluto y bien planchado con almidón y zapatos bien lustrados.
 
Después de concurrir a la escuela íbamos a la plaza, algunos ya, con los guardapolvos manchados con chocolate. En la plaza había actos alusivos y discursos varios y luego nos formaban en filas de cuatro en fondo. Marchábamos todos los grados alrededor de la plaza al compás de las marchas.
 
Luego a la siesta se organizaban juegos para los niños, como ser carrera de embolsados, chancho  enjabonado y cosas por el estilo. Continuaba con  carreras de  sortija que participaban la gente que venía del campo con sus caballos y ensillados con sus   mejores calchas y los gauchos con sus mejores pilchas”.
 
NOTA REDACCIÓN MI SALADAS
 
Desde Mi Saladas sugerimos: A que cada ventana tenga los colores de nuestra patria, que flamee en cada hogar la insignia nacional, sugerencia  que plantea que los colores celeste y blanco son nuestro orgullo y nos encontramos todos. Esos colores son nuestra casa, nuestro pueblo,  por ellos “debemos mantenernos distanciados”, para que en cada fecha patria venidera no falte ningún saladeño, distanciémonos por mí, por vos, por ellos, porque cuidar la salud de nuestros semejantes también es  CELEBRAR A LA PATRIA. De esta crisis pandemica, salimos entre todos...o no salimos .#MantenéLaDistanciaSocial  #Vacunate.